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Olor y familias olfativas: ¿son lo mismo y para qué sirven?

¿Sabías que los seres humanos somos capaces de recordar hasta un 35% de los olores que percibimos? Sí, el olfato es un sentido que nos permite captar información del entorno y que podemos recordar para toda la vida porque la guardamos en una pequeña parte del cerebro. A todos nos pasa que un olor en particular nos recuerda la casa de la abuela, un juguete, una comida o alguna experiencia de la infancia y esto es gracias a nuestro olfato, de ahí la importancia de elegir el mejor ambientador y con el aroma adecuado para tu hogar, como los que ofrece Brizzé. 

¿Pero de dónde vienen los olores o las populares familias olfativas? Comencemos por decir que no son lo mismo. Los olores se refieren a las sensaciones que se generan cuando estimulamos el olfato, es decir, lo que percibimos cuando inhalamos y que de inmediato asociamos con experiencias, objetos o aromas. Las familias olfativas, en cambio, se refieren a la definición que le damos a los olores, es decir, a la clasificación que les damos para decir “esto huele a..”, para decir si son cítricos o herbales o amaderados, por ejemplo.

El tema de ponerle nombre a los olores y clasificarlos en familias olfativas no es nuevo. Para entender un poco más hay que remontarnos al siglo XVIII cuando los botánicos y naturalistas realizaron las primeras clasificaciones. Hoy el catálogo de olores no ha parado de crecer, aunque la lista más reconocida es la de los 10 olores básicos o primarios, entre los que se destacan los florales, amaderados, frutales, cítricos, dulces, ahumados, químicos, mentolados, rancios o descompuestos, aunque estos dos últimos ¡no le gusten a nadie!

Las familias olfativas

Ya a finales del siglo XX se popularizó la industria del perfume y esto hizo que los aromas y los ambientadores de espacios también entraran en furor, porque fueron los perfumistas quienes desarrollaron fragancias con compuestos de diferentes familias olfativas para obtener los mejores aromas que se conocen hoy en el mercado.

Con el paso de los años comenzamos a darles ciertos usos a los aromas según las propiedades de cada una, y fuimos asociando ciertas familias olfativas con espacios específicos.  Por ejemplo, los cítricos se usan comúnmente para la cocina por su capacidad para contrarrestar los olores penetrantes; los florales para salas, habitaciones y espacios abiertos porque tienen propiedades relajantes y favorecen el descanso; los mentolados y frescos para los baños para evitar o bloquear los malos olores; y los amaderados que, al ser tan versátiles, aromatizan perfectamente cualquier espacio.

También existen otras familias olfativas menos conocidas pero cuyos aromas son igualmente placenteros para nuestro olfato, como la Fougère, que significa helecho en francés y cuyos aromas nos generan la sensación de transportarnos una caminata en un bosque: albahaca, bergamota, geranio y musgo de roble entran en esta clasificación. Y la familia Gourmand, caracterizada por sus aromas cálidos y dulces, provenientes de alimentos en casi todos los casos. Aquí se incluyen: chocolate, caramelo, vainilla, almendra, café y otros. 

Ahora que ya conoces un poco más sobre las familias olfativas, los aromas y los olores, te invitamos a conocer los cuatro tips infaltables para elegir el aroma ideal para tu hogar,  pues la elección de no depende solo de qué tan positiva es tu percepción del olor, sino que puedes tener en cuenta otros aspectos.

Por ejemplo, los ambientadores de Brizzé tienen atributos importantes como los compuestos esenciales y la variedad de aromas y de presentaciones,  que facilitarán la elección de ese ambientador que le dará el toque final a la personalidad de cada espacio de tu hogar.

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